Socialismo una necesidad del nuevo siglo

Indudablemente nuestras patrias latinoamericanas se han visto expoliadas de su riqueza por la más inmisericorde voracidad del ánimo capitalista de conseguir rentas, riquezas a toda costa; en donde cualquier cosa puede ser destruida en nombre de la rentabilidad, cualquier tipo de engaño puede ser perpetrado, cualquier tipo de abuso. Las cúpulas de poder están acostumbrados a esto; pero la vida no está acostumbrada a ser muerte y es por ello que frente a un sistema injusto en donde los que más tienen se obnubilan en un ansia de poder y de riqueza insaciables; los marginados de siempre encumbran a líderes que le ofrezcan justicia social, respeto a sus derechos elementales, paz en todos los actos de la vida.

Las grandes mayorías de todo el mundo han sido convertidas en bestias de cargas financieras y tributarias; esas grandes mayorías soportan sobre sus hombros a lo largo de sus vidas, las riquezas de otros, los entuertos de otros, los negociados de otros, ¡¡las guerras de otros!! Son las que, aún desconociendo o rechazando de paporreta el socialismo, buscan un cambio de sistema hacia otro más justo y dignificante ¡el socialismo! Los millonarios, los poderosos de siempre una vez que recambiaron sus piezas en el aparato gubernamental y  una vez conseguidas sus pingües ganancias, dejan caer el socarrón “chorreo” de sus migajas dinerarias al obrero, al vigilante, al policía, al empleado; al maestro,  a la empleada doméstica, al pequeño comerciante, al taxista, al soldado; ellos, en contubernio con los gobiernos de turno crean cómodas leyes para la viabilidad de sus negocios y proyectos, porque lo que buscan estos ejemplares humanos, no son monedas o alguna rentabilidad razonable, sino cargar con  toda la riqueza del país.

Los que manejan la política y la economía mundial, colocan nombres distintos a los gobiernos de modelo socialista que, montados en la ola del clamor popular, empiezan a PRACTICAR desde el régimen el credo socialista de procurar el bien, buscar la justicia social, amar la verdad, denunciar el crimen, repudiar la discriminación y el engaño, inculcar y defender la dignidad del ser humano por sobre todas las cosas.  Ellos los propulsores y defensores del capitalismo, inventan diferentes nombres para el socialismo; así, una cosa es el nuevo socialismo de Chávez, Evo y Correa con nacionalizaciones y todo; y otra cosa es la “socialdemocracia” de Lula o Dilma y los países nórdicos; como si las facetas que muestra el socialismo en cada país fuera una corriente distinta y no uno solo que se aplica de acuerdo a la situación político económica en que se encuentra el país. Así, aseveran que Mauricio Funes de El Salvador  y Ollanta Humala de Perú,  pasando Andrés López Obrador de México se decidieron por el modelo socialdemócrata, cuando esas naciones están secuestradas por la poderosa presión económica del capitalismo in situ,  que no permite que se industrialicen, ni que tenga participación o nacionalice sus fuentes de recursos naturales y rubros estratégicos. Esos presidentes se han visto obligados a continuar con el modelo neoliberal capitalista por su falta de coraje y/o  responsabilidad para cumplir sus promesas y enfrentarse con nacionalismo a las trasnacionales.

También hacen lo propio con el capitalismo que sólo acrecienta las diferencias entre ricos y pobres. Lo llaman por ejemplo neoliberalismo diciendo que  ello, es el comercio sin trabas y mínima intervención del Estado con amplia privatización de empresas públicas; y dicen que su gran herramienta es la Globalización cuya regla de oro es fabricar donde sea más barato y vender donde sea más caro; donde  los países pobres o poco industrializados se ven obligados a ceder sus recursos a este capital trasnacional a precios miserables, brindar mano de obra en pésimas condiciones y por un salario mínimo (niños incluidos), sin respeto a la ecología ni medioambiente, para después  vender estos productos a precios exorbitantes en el primer mundo. Como sucede con  Nike o Coca Cola por ejemplo; en donde un par de zapatillas Nike, cuyo costo de fabricación es de 5 euros; se terminan vendiendo a más de 100. Al final, como vemos,  es sólo capitalismo a ultranza en sus diferentes grados de aplicación y desarrollo, que cambian de nombre para que no vinculemos los horrores y desastres que han cometido a lo largo de la historia.

Es en este contexto que, en esta última década, han surgido líderes en nuestra América Latina que han hecho suyos los sufrimientos de las grandes mayorías; otros aún siguen utilizando esos sufrimientos para levantar la voz y conseguir votos electorales que lo encumbren en el poder y una vez allí, traicionar la palabra empeñada  (de ésos están llenas las páginas de nuestra historia) Con prepotencia y muerte callan a quienes osan, en su justo derecho, exigir el cumplimiento de las promesas electorales; tal como sigue sucediendo, desgraciadamente,  en mi patria, Perú; en donde los 3 últimos presidentes se han dedicado a burlar las promesas electorales a sabiendas de la década de horror que vivimos por el terrorismo;  y que, justamente, tomaron su fuerza del olvido y el engaño a la gente más pobre del país. Pero algunos personajes del  poder NUNCA APRENDEN y lo peor: algunos pueblos parecería que NUNCA aprenden y muy probablemente veamos a estos ex presidentes postulándose, otra vez, con grandes opciones a la presidencia de la nación.

En Perú, por ejemplo,  no se cambian las leyes para que el campesinado, que SUBSIDIA la canasta alimenticia a costa de su pobreza evitando que se levanten las masas,  deje de sembrar coca y se dedique a cultivos que lo haga prosperar ¡¡todo lo contrario!! Una vez utilizado el voto popular para alcanzar el poder, se crean  leyes para que las fuerzas de represión del Estado disparen a matar  sin ningún escrúpulo cuando los comuneros hacen oír su protesta. ¿Esto es socialdemocracia? ¿Matar a los más pobres para seguir enriqueciendo a los ricos, a las trasnacionales? A estos personajes que han gobernado y gobiernan mi país, no les interesa la historia, ni la vida del ser humano; sólo el asegurarse a sí mismos y a sus generaciones de un adinerado nivel social.

Estos felones de la patria una vez puestos en el engranaje de gobierno o del poder se vuelven una pieza más de la represión, un eco más de la maquinaria comunicativa,  se vuelven un resorte y encubridores de los grandes negocios lesivos a los intereses de la nación. Las grandes traiciones y robos son minimizados o pasados por alto, las muertes del pueblo masacrado en su protesta y reclamo justo, una anécdota que no merece ni un titular, salvo el denuesto coreado por una pléyade de periodistas  inhumanos que no buscan la justicia, sino la desigualdad, porque de allí, precisamente es donde lucran, donde consiguen puestos de trabajo para ellos y sus allegados. Para graficar su idiosincrasia diremos que si ellos ven a un campesino vendiendo un kilo de oro a un dólar por necesidad o ignorancia; ellos lo compran sin más, sin cargo de conciencia; y se van felices de lo “astutos” que son con la ignorancia o necesidad  del prójimo. Ellos obtienen ganancias de la necesidad, es la ley del capitalismo; conseguir utilidades a costa del engaño, ¡de lo que sea!  Y sobre todo, aprovechando  la ignorancia, el vacío o miopía legal.

Ante esto están surgiendo líderes en América Latina que han tomado las protestas de los indefensos, la pobreza de los olvidados, los duelos de los mártires de la protesta regional, que nunca tendrán siquiera un recuerdo, excepto, el  de sus deudos. Estos líderes han empezado a enarbolar la bandera que la mayoría mundial espera: la de un socialismo justo, pacífico, con rostro humano; en donde antes que las cifras sea importante la vida del poblador rural, del hombre urbano, del ciudadano de a pie. Pero estos líderes sólo tienen el respaldo de un  pueblo que por su inocencia fue infinitas veces engañado, un pueblo que ha tenido generaciones de mala educación ex profeso para conminarlos  a ser dóciles y  serviles con el poder económico; un pueblo al que le lavaron el cerebro para que termine mirándose a sí mismo como incapaz de ver la usura maligna de quienes no se cansan de robarlo, de mentirle y  estafarlo; un pueblo al que se le ha hecho creer que no tienen NINGÚN poder en sus manos y que la democracia es nada más un juego obligatorio y estúpido por y para los ricos y poderosos;  juego que, en resumidas cuentas, NO SE RESPETA si así le da la gana a alguna potencia extranjera, como sucedió en Honduras, como acaba de pasar en Paraguay, como sucede ahora, sin golpe,  en Perú en México.

Estos líderes de mi América Latina tienen una lucha titánica contra el gran andamiaje del capitalismo doméstico y foráneo que lanza toda clase de campañas, sabotajes y complots para destituirlos o desacreditarlos; sólo su gran coraje y la limpieza de sus manos hacen que se mantengan como adalides de sus pueblos, que ven en ellos la esperanza de una patria grande,  justa; en donde poco a poco las diferencias sociales pasen a ser una simple anécdota, un mal recuerdo.

Ellos han empezado devolviendo a la nación lo que es suyo: las riquezas naturales, ellos han empezado devolviendo a cada poblador el concepto de soberanía de la patria nacionalizando sus empresas estratégicas; ellos han regresado al ser humano al concepto de igualdad ante las leyes y el Estado; ellos, los líderes de mi América Latina han devuelto el espíritu para lo que se creó al Estado: servir a todos por igual, ver a todos por igual, tratar a todos por igual. Ellos se están enfrentando a la acción del capitalismo en sus países y  las naciones han empezado a sacudirse de su letargo,  América Latina ha empezado a tomar conciencia de su fuerza en la unión de sus países y un nuevo horizonte se vislumbra, en donde primero sea la nación, segundo la nación y tercero la nación. Sin remedar a ningún otro gobierno sino, haciendo lo justo, en cada país; el movimiento socialista de izquierda de América Latina se hace una corriente extensa que envuelve a todos los ciudadanos del mundo que aspiran a vivir en paz y con justicia. Con sus propios líderes y apoyado por los pueblos de América Latina, el socialismo del nuevo siglo ha comenzado su apostolado.